sábado, 27 de enero de 2018

LEYENDA DE CONDOR JIPIÑA

CONDOR  JIPIÑA, quiere decir nido donde duerme el cóndor, dicen que antiguamente existían Cóndores que venían de la Cordillera de Huayna Potosí en busca de ovejas y al atardecer preferían descansar en ese lugar de serranías y rocas de Cohana que inclusive permanecían nevadas, debido a que la "puna" se caracteriza por días y noches muy frías.
Kuntur Jipíña sigue siendo un refugio adecuado para aves rapaces, que hasta hoy van durmiendo los suerte marías, allqamaris, mamanis, pakas y p’isaqas. Cuando caen fuertes nevadas, todavía algunos pequeños Kunturis vienen desde la Cordillera hasta los cerros de kallami y mamit uta en busca de su alimento. El lugar es un terreno descansado por rotación por lo que producen papas demasiado arenosas que tiene un sabor especial.
Según el historiador Donato Gomez Bacarreza ( ), cuenta que el Condori es un caballero, alto, buen mozo y con un impecable traje oscuro y una chalina blanca. Así dicen que se presenta a las jóvenes el cóndor en el altiplano.
“Hace mucho tiempo, cuando los animales se transformaban en personas y hablaban como nosotros, una joven pastaba sus ovejas, mientras hilaba”. Gómez inicia así la historia de El cóndor y la joven.
“Un día, este caballero se acercó a la muchacha, se hicieron amigos e incluso pastaban juntos el ganado. Ambos se enamoraron y un día el galán se preguntó \'¿cómo me la puedo llevar?\'. Hizo jugar a su amada y de pronto se la llevó a su nido, donde se transformó en el mallku. La joven no podía creerlo, su enamorado era el cóndor”.
El animal no la trasladó para comérsela, sino para vivir con ella. “Una lección de que el hombre y el animal pueden vivir juntos en la naturaleza”, formula el aymarista
Mientras el cóndor traía comida, ella lloraba y decía que no comería carne cruda. Ante ello, el ave bajó al campo y buscó cenizas para freír la carne. No obstante, la muchacha seguía triste, quería volver a casa. Y fue un loro el que escuchó el llanto y avisó a la familia para que la rescaten.

El mallku empezó la búsqueda y llegó hasta la casa de la joven, donde fue escondida por su madre en un cántaro. El cóndor lloró desconsoladamente con las alas extendidas, mientras la madre le lanzaba piedras. Tiempo después, el cóndor se fue, destaparon el cántaro y sólo hallaron huesos blancos y sangre, quedan la maldición de las lágrimas del cóndor.

Sitio Muq'ulli de Cohana.

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